El partido disputado en el Durban Stadium marcó la primera gran sorpresa del Mundial. El favorito para muchos, el campeón de Europa, la selección española llegaba a Durban con la misión de comenzar el Mundial de buena manera, además de cumplir con las expectativas de los hinchas. La furia roja contaba con su máximo potencial, incluyendo a Andrés Iniesta que había estado en duda días atrás. Sin embargo apenas empezado el partido, España se dio cuenta que no le iba a ser facil la labor. El equipo suizo se refugió en el fondo y trató de impedir cualquier ataque español. De todos modos el juego de España fue ampliamente superior, ya que tuvieron cerca de una decena de chances de gol durante el partido. La gran labor del arquero Diego Benaglio y la displicencia que tuvo España frente al arco en algunas situaciones, impidieron que se llevaran al entretiempo la victoria. El 0 a 0 parecía algo injusto, por las pocas veces que había atacado Suiza, y porque los helvéticos no habían desempeñado una gran labor defensiva. A esa altura Benaglio ya era figura. En el segundo tiempo la sorpresa fue mayúscula cuando tras un fallo defensivo, Suiza abrió el marcador a los 55 minutos. Un contraataque de Fernandes terminó con una definicion que no llegó a destino, porque fue interceptada en la línea. Sin embargo el propio Fernandes se esforzó y llegó a definir, marcando el sorpresivo 1 a 0. Si España había mostrado apuro en los primeros minutos, por más que tratara de mover prolijamente la pelota, lo que mostró en los momentos finales fue desesperación. Los centros para David Villa y Fernando Torres fueron muchos y un cabezazo del primero pudo haber empatado el partido sobre el final. Pero nuevamente la enorme figura de Diego Benaglio impidió la caida del arco suizo. España decepcionó en su debut, dando cuenta nuevamente que su gran rendimiento y buen juego habitual no es todo lo necesario para ganar en la Copa del Mundo.
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